Cuando leí la convocatoria de 30 jugadores de algunos seleccionadores mundialistas, hubo una de ellas que me causo un fuerte dolor en el pectoral izquierdo, sentí que un órgano fundamental se paralizó. Ronaldinho no había sido considerado por Carlos Dunga, técnico seleccionador de Brasil, para el Mundial de Fútbol Sudáfrica 2010 que dará inicio el 11 de Junio.
Al igual que Edson Arantes do Nascimiento “Pelé” en el Mundial México 1970, Ronaldinho iba llegar a Sudáfrica con 30 años en su espalda, contando con una experiencia exquisita que muchos jugadores de talla mundial envidian. En su cuadrilla actual, AC Milán, finalizó ubicado en la tercera posición, alcanzando un cupo en la próxima Liga de Campeones y adjudicándose como el mejor pasador del Calcio Italiano.
No entiendo como un jugador de la categoría de “Dinho” no sea tomando en cuenta para un Mundial de Fútbol. Si bien es cierto no está en la cima de su mejor juego, tampoco está obsoleto ni oxidado, nada le cuesta a Dunga darle una oportunidad, sabiendo que para el astro brasileño podría ser su último Mundial. En la lista de una selección mundialista como lo es Brasil, debe de estar repartido por la experiencia y la juventud, por la fortaleza defensiva y la creatividad ofensiva.
Brasil ha perdido su tradición de juego dado que Dunga plantea un juego defensivo. ¿Y dónde queda ese juego bonito y vistoso? ¿Ese juego ofensivo y creativo? ¿Dónde esa alegría que ese país no suele dar con su fútbol? Está bien que un equipo se arma primero por la defensa, pero no te puedes olvidar de la ofensiva, más aún si cuentas con jugadores que te pueden resolver un partido con solo unos minutos en el gramado de juego.
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